A pesar de que gran parte del presupuesto de Defensa se destina al personal, los salarios de los militares españoles siguen siendo sorprendentemente bajos en comparación con los de otros países europeos. Esta situación ha suscitado críticas, especialmente en un contexto donde se espera cada vez más de las Fuerzas Armadas en términos de especialización, profesionalidad y adaptación a nuevas amenazas globales. Resulta irónico que, mientras que se argumenta que se gasta demasiado en personal, los militares españoles enfrentan salarios que no reflejan el nivel de penosidad y responsabilidad que asumen en su labor diaria al trabajar en entornos muchas veces extremos.

El Banco de España también ha señalado que la mayor parte del presupuesto de Defensa se destina a la remuneración del personal, pero esta inversión no parece estar orientada a mejorar las condiciones de vida y laborales de los militares, sino que se dispersa en una estructura salarial que no recompensa adecuadamente a aquellos en la base de la jerarquía. En contraste, países como el Reino Unido, que destinan una menor proporción de su presupuesto de Defensa al personal, han logrado mejorar la eficiencia del gasto, priorizando la inversión en tecnología y capacidad operativa sin descuidar la compensación justa para sus militares.