Guerra de Cuba
Heroica Resistencia: Cómo España Logró Contener la Insurrección Mambisa en la Guerra de los Diez Años
Fue una guerra de guerrillas en la que los mambises, unos pocos decenas de miles de combatientes revolucionarios, mantuvieron en jaque a fuerzas muy superiores en número y equipamiento, aprovechando su conocimiento del terreno cubierto de bosques y montes, donde proliferaban enfermedades como la fiebre amarilla. Los sucesivos capitanes generales españoles respondieron con estrategias diversas, incluyendo la construcción de trochas fortificadas y operaciones de pequeñas columnas que batían el terreno. Los independentistas, liderados por figuras carismáticas como Carlos Manuel de Céspedes, Máximo Gómez y Antonio Maceo, centraron sus esfuerzos en devastar la economía azucarera de Cuba.
A pesar de la superioridad numérica, el Ejército español enfrentó grandes dificultades. La necesidad de guarnecer trochas y diversas localidades dispersó sus efectivos, anulando su ventaja. En la línea Júcaro-Morón, una trocha fortificada de más de 60 km, estaban desplegados de cinco mil a seis mil hombres a mediados de 1871.
La guerra solo se inclinó a favor del gobierno español con la llegada en 1876 de Arsenio Martínez Campos. El experimentado general, acompañado por contingentes de tropas y el apoyo político de la Restauración borbónica, logró forzar a los mambises a rendir armas en la Paz de Zanjón de 1878. Sin embargo, el costo fue alto: Cuba quedó devastada y, aunque se atendió la recuperación económica y se abolió la esclavitud, España fracasó en integrar la sociedad cubana en la política del Estado. La paz sería efímera, pues la guerra estallaría de nuevo con virulencia en 1895.