La principal amenaza para los militares proviene de grupos criminales y terroristas que ven en ellos objetivos de alto valor. La identificación pública de un militar, especialmente de aquellos con altos cargos, puede llevar a agresiones físicas, atentados terroristas o incluso chantajes. Los grupos criminales y terroristas pueden intentar obtener información clasificada o utilizar a los militares y sus familias como herramientas de extorsión.

La situación se agrava en regiones con alta actividad delictiva o conflictos armados. En países como México y Colombia, donde el narcotráfico y las guerrillas están fuertemente presentes, los militares son blancos frecuentes de ataques y secuestros. En Europa, la amenaza del terrorismo islámico ha llevado a varios gobiernos a recomendar a sus militares que eviten llevar el uniforme en público.

Los atentados en Europa, como los sufridos por militares en Francia, han demostrado que la exposición pública puede tener consecuencias fatales. En Estados Unidos, el Departamento de Defensa ha emitido directrices específicas para minimizar los riesgos, incluyendo la recomendación de no compartir información personal en redes sociales y evitar portar el uniforme fuera de instalaciones castrenses.

Además, la era digital ha añadido una capa extra de vulnerabilidad. Los militares deben ser conscientes de los riesgos asociados con la publicación de información personal en redes sociales, que puede ser utilizada por actores hostiles para localizarlos y atacarlos.